–Pobre Carlitos, pobre Carlitos– iba repitiendo Daliana, que ya desde el primer momento, le había puesto nombre al marrano. Es la mujer de Raúl. Ambos, junto con la madre de ella, formaban la familia que iba a preparar el cerdo para la celebración que teníamos en mente la comunidad hispano-francesa reunida en Chichime. La despedida del Larete, un catamarán de unos amigos de Madrid, o la visita de unas amigas de Barcelona, eran algunas de las escusas que hacían falta para emprender la matanza del cerdo al estilo Kuna.
Tras haber vivido de niño la matanza del cerdo al estilo español, resulta inspirador estar en una matanza al estilo Kuna. Al igual en la tradición peninsular, para los kunas, matar y cocinar un cerdo es una celebración de la vida, una fiesta especial.
Gracias por haber retratado ese momento mágico y por compartirlo en la red.
Os echamos de menos !
Hola Jorge!!
Fué una noche muy especial para nosotros.
Os esperamos pronto por aquí!!
También os hechamos de menos! Besos